Abogacía, quo vadis

10.04.2022

Las facultades de Derecho cada año reciben más estudiantes que inician sus carreras sin saber muy bien a qué se dedicarán cuando terminen sus estudios. Saben que las salidas profesionales son muchas y variadas, y si encima lo refuerzan con un doble grado, aún se multiplican las posibilidades de un trabajo futuro.

Ahora bien, ¿cuantas vocaciones reales existen entre esos estudiantes para el día de mañana ser abogados?, si saben lo que es ser abogado, claro. Porque últimamente percibo que entre masters, doble grados, etc. los estudiantes de derecho terminan sus estudios sin saber todavía en qué consiste la profesión, y que comporta ser abogado. 

Ser abogado, es defender intereses ajenos, y hacer mantener ciertos valores, para que nadie se sienta solo e indefenso. Este trabajo conlleva por tanto un compromiso social, que no muchas veces se sabe mantener, y se pierde la perspectiva. Ultimamente, y por desgracia, cada vez veo a más abogados jóvenes que carecen de esos principios y profesionalidad, y el perjudicado directo es el cliente, pero indirectamente están haciendo un flaco favor a la profesión.

No se cómo está actualmente la profesión entre las valoraciones que suelen hacer las encuestas de aceptación entre la población, pero es verdad que lo que se percibe en general no es bueno. ¿Y qué hace la abogacía institucional para reconducir esta tendencia? Pues francamente, poca cosa. Dedicarse a grandes slogans sociales, que está muy bien, pero no se preocupan por lo cotidiano, por esa necesaria formación del abogado para su dia a dia profesional, y menos tratar de inculcar aquellos valores profesionales entre compañeros, con los Tribunales y con los clientes. Si, tenemos un estatuto reciente, pero el desarrollo, y sobre todo, su aplicación por los Colegios de Abogados deja mucho que desear. 

El compañerismo, la cortesía profesional, es otro de los valores que también se van perdiendo, y a lo mejor es un problema de educación, o generacional, pero es verdad que el ejercicio de la abogacía entre "compañeros" era más agradable que el de ahora, en el que ni siquiera te saluda el compañero antes de entrar en sala.

Hoy he querido reflexionar por la situación de la abogacía, porque echo de menos tiempos pasados, y veo con preocupación, por las generaciones venideras, a donde está yendo, y si a este ritmo, es posible que un día la inteligencia artificial nos supla, y pasemos a ser simples operarios.